La cronobiología es el estudio de los ritmos circadianos. Estos biorritmos suponen cambios físicos, mentales y conductuales cíclicos a lo largo del día que influyen en las funciones más importante de los seres vivos como la liberación de hormonas, concentración, hábitos alimentarios o temperatura corporal.
Las personas sentimos especialmente los efectos de los ritmos circadianos en los patrones del sueño, a través del núcleo supraquiasmático (NSQ) el cual ejerce de centro principal de su regulación.
Por las noches, en ausencia de luz, el NSQ genera órdenes para que el cuerpo active la producción de melatonina y serotonina, a fin de inducir el sueño y aportar sensación de bienestar y tranquilidad. Durante esta fase se genera una disminución en la atención y en la capacidad cognitiva.
Por las mañanas, con la presencia de luz, la orden es para que suba la producción de las hormonas estimulantes (cortisol, adrenalina y noradrenalina) generando un incremento en la capacidad de concentración y en la energía física.
Para no alterar los ciclos circadianos, especialmente en relación a la noche, debemos evitar determinadas prácticas como:
- Consumo de alcohol y cafeína, especialmente en horas previas a las del sueño nocturno.
- Exposición a excesiva luz artificial antes de dormir, como la del móvil.
- Altas o bajas temperaturas durante el ciclo de sueño por la noche.
- Estados de estrés o ansiedad.
Las consecuencias de la alteración de los ciclos circadianos se manifiestan, entre otros, en:
- Insomnio.
- Cansancio.
- Poca capacidad de concentración.
- Inapetencia.
- Escasa productividad.
No obstante, no debemos obviar que cada persona tiene un reloj biológico diferente que hace necesaria su detección con conocimiento de los patrones del organismo que permitan adaptarlos en aras a una armonía y mejora de nuestro rendimiento intelectual, el cual estará enfocado a facilitar una rutina de estudio donde prevalezcan las horas de calidad frente a la cantidad (“no se trata de estudiar más, sino de hacerlo mejor”).
En definitiva, para ser más productivo, facilitar el aprendizaje de nuestro temario y realizar un gran examen oficial deberemos adaptar progresivamente nuestro reloj biológico a un modelo matutino que evite fluctuaciones que puedan llegar a provocar que en el día “D” nuestra gran preparación teórica se vea mermada por factores de alteración en nuestros ritmos circadianos.
ACESPOL